lunes, 16 de mayo de 2016

Estos días tan extraños, en los que se suspende el tiempo, y apenas salgo de la cama y mucho menos de casa, y de pronto, sin que sepa por qué, me sobreviene una nostalgia tonta de lilas. Para llegar a la casa en la que nací y en la que viví hasta los veinte años, había que pasar un camino gran parte del cual estaba bordeado por lilas. La memoria de ese perfume inconfundible me ha asaltado y con él, otras memorias, otros años, otro tiempo que en el fondo y aunque escriba sobre él, siempre será exclusivamente mío.

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