viernes, 27 de mayo de 2016

Leerse

Ese momento extraño en que después de meses de haber terminado de escribir una novela, vuelves a leerla. La razón (si no fuera por ello, a lo mejor no lo harías) o la excusa, es que tienes que revisarla, corregir algún detalle, ver si hay alguna incoherencia, alguna palabra repetida, alguna frase (que suele haberlas, dada mi tendencia a la hiperextensión) confusa.
Y entonces, se produce un milagro pequeñito, porque en algún momento, inesperadamente, un fragmento, de pronto, no te parece propio. Lo lees y piensas, coño, mira qué bien está, y se te olvida que lo has escrito.
Ese momento, lo aseguro, es grandioso.

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